Una corriente muy de moda en esta época es el relativismo posmoderno, de hecho, suena bastante “intelectual” la idea de “deconstruir” textos, conceptos, ideas etc., inclusive “deconstruir” la ciencia.

¿Pero qué hay detrás de todo esto?, como sabemos existe una serie de autores que se han adherido a esta corriente, sin embargo, la producción intelectual posmoderna no es del tipo científico (Maletta, 2015) y esto se debe a que no se enfocan en teorías sistemáticas expresadas en un lenguaje analítico, preciso y exacto.

Además, pregonan la imposibilidad de conocer la realidad tal cual es, por lo que su objeto de estudio nunca es la realidad sino los textos que intentan explicarla, por lo tanto, el trabajo del posmodernista es la “deconstrucción” de dichos textos.

También hay que tener en cuenta que para el posmodernista el que un texto o discurso pueda ser aceptado sobre otro, no se debe a su solidez lógica, validez empírica o contrastación de hipótesis, sino se debe a los juegos de poder de los que formulan dichos discursos. Es por eso que el posmodernismo rechaza tajantemente la contrastación empírica y prefiere la reflexión sin ninguna estructura sistemática.

Por lo tanto, los seguidores de esta corriente son partidarios de la incognoscibilidad de la realidad y consideran que las teorías científicas son solamente “construcciones sociales” (Maletta, 2015), aunque cuando manejan su auto o usan sus redes para propagar sus ideas, ignoran sus propias teorías ya que ponen su confianza en tecnología basada en el conocimiento científico y no en meras construcciones sociales.

Así bajo esta perspectiva y sumada al anarquismo epistemológico, llegan a la conclusión de que existirían muchas “lógicas” y que la ciencia es solamente una de ellas, pero no la mejor ni más valida ya que otros “caminos” podrían ser la brujería, chamanería, budismo zen etc.

Entonces, según la corriente posmodernista cualquier “relato” (para ellos la ciencia también es solo un relato) que intente ser abarcativo o busque interpretar la realidad es cuestionado como “opresivo” o impuesto por un supuesto orden “opresor”, el cual puede tener diversos nombres según la subcorriente posmodernista a la cual se adhieran.

Como se puede apreciar, el posmodernismo considera a la ciencia como “opresiva”, al ser así por ejemplo la ley de la gravedad sería una mera construcción social, factible de ser deconstruida, sin embargo, ningún “filosofo” posmodernista se arrojaría de un edificio para demostrar esta “teoría”

Si bien la ciencia no es dogmática y siempre está en constante avance, no significa que su método deba estar al mismo nivel de otras pseudociencias ni mucho menos ser descartado, ya que la realidad nos ha mostrado el poder que tiene con respecto a las mencionadas pseudociencias.

REFERENCIA BIBIOGRÁFICA

Kuhn T. (2002). La estructura de las revoluciones científicas. México: Fondo de Cultura Económica